INTRODUCCIÓN A LA RELACIÓN ENTRE RESPIRACIÓN Y MEDITACIÓN
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Durante el Retiro Avanzado de Dr. Joe Dispenza, Cartagena, enero 2023 |
...Y UN BREVE RECORDATORIO DE POR QUÉ ES IMPORTANTE EL CONTACTO DIARIO A TIERRA...
Mi primer
maestro de meditación, Julio Durand, me decía: el estado meditativo es ése en
el que entras en Theta (ondas cerebrales del sueño) y luego en Delta (ondas
cerebrales del sueño profundo), mientras tú sigues consciente.
Conozco gente
que ha intentado meditar, y después de pocos intentos, se dice, no, esto no es
para mí. La conclusión a la que han llegado investigadores en las dos últimas
décadas es que cuando estás en tu clase de meditación o de yoga, tu instructora
dice algo como: “Ahora, observa tu respiración.” Ésta es la primera y lógica
regla para calmar la mente y sintonizar el cuerpo desde tu sistema nervioso
central para bajar tu variabilidad cardiaca y cambiar de ondas cerebrales (la
meditación implica pasar, en primer lugar, de ondas cerebrales Beta, en las que
probablemente estés ahora, a ondas alfa, que son características de cuando
estás cansada y a punto de dormir, previas a tu primera fase de sueño). Y es
una regla que funciona, si, y solo si, tu frecuencia de respiraciones por
minuto es de entre cinco a siete. Es decir, sí hay una frecuencia natural que
todos los seres humanos adultos hemos compartido hasta hace unos ochenta años,
con ligeras variaciones dependiendo de la estatura. Un estudio de 1919 de la Universidad
de Kentucky registró que un adulto norteamericano cualquiera respiraba seis
veces por minuto (Una respiración es una inhalación seguida de una exhalación,
y que no te dé vergüenza si no lo tenías claro). Sin embargo, si, como un
occidental promedio, tu frecuencia de respiraciones es de entre 13 y 21 por
minuto (tengo una alumna de 70 años que empezó con 23 por minuto), poner atención
a tu respiración te va a hacer sentir incomodidad. Por ende, tu introducción a
la meditación bien podría estar condenada al fracaso.
Tener una
frecuencia respiratoria de entre 17 y 21 respiraciones por minuto (o más) está
asociado con depresión, ansiedad, patologías respiratorias, patologías del
cerebro, presión alta, patologías cardiacas, etcétera. Por el contrario, la
buena salud en general, un excelente manejo de situaciones de estrés, presión
saludable, y un largo etcétera, están asociadas con un buen funcionamiento de
tu sistema parasimpático, el encargado de regular tus funciones vitales
usuales, y una variabilidad respiratoria de entre 6 a 8 respiraciones por
minuto.
Sucede que,
en algún momento de nuestro crecimiento, alrededor de los siete años, hemos
empezado a copiar detalles de los comportamientos sociales de nuestro entorno,
de manera más fina. Se terminan de fijar gestos como el acento al hablar (los
localismos), característicos de tu familia, y de tu región; tu estilo de
caminar, tu manera de sentarte al realizar diferentes actividades, y también tu
manera de caminar o de realizar movimientos físicos típicos de tu comunidad. Si
estabas en una comunidad de jóvenes en un barrio popular en la Lima de los 90,
por ejemplo, seguramente dabas dos o tres aplausos largos y sonoros después de
un chiste. Esa reacción de aplaudir es un localismo. De la misma manera, no
solo copiamos gestos faciales, maneras de ponerse de pie, de mirar o no mirar
directamente a los ojos en determinadas ocasiones. La respiración es una de
esas acciones del cuerpo que modificamos según lo que vemos en nuestro entorno.
Empezamos a respirar utilizando nuestros pectorales y trapecios, lo cual genera
una tensión en el cuello, y espalda alta. Con el tiempo, también se genera
tensión en los músculos de cráneo, hombros y brazos. Lo natural es respirar
activando los músculos intercostales (desde el diafragma, un músculo
maravilloso del cual hablaremos en un próximo blog) y según la duración de la
respiración, la utilización de dicha musculatura, ubicada alrededor del abdomen,
espalda media y baja, entre las costillas y las caderas, abarcamos un mayor o
menor rango de uso de dicha musculatura.
¿Eso en qué
nos beneficia y cómo influye en las prácticas de meditación?
El sistema
nervioso central está dividido en Sistema Simpático, encargado de las
reacciones necesarias para hacer frente a cualquier situación de estrés (ergo, de
la cascada de químicos liberados al torrente sanguíneo para responder óptimamente
ante un imprevisto, digamos, durante el cierre de una negociación, durante un
accidente y salvar la vida de alguien, etcétera) y parte del conjunto de
nervios (plexo) asociado con esta respuesta se activa con el uso de los lóbulos
superiores de los pulmones. Si los recuerdas, los pulmones tienen una forma
triangular. El pulmón derecho tiene tres lóbulos, y el izquierdo dos, pues le
da espacio al corazón. Por otro lado, los lóbulos inferiores están asociados
con tu Sistema Nervioso Parasimpático, el que se encarga de tu vida normal,
cuando estás relajada y feliz. Esto implica que se liberan cierto tipo de
hormonas (proteínas especializadas) cuando estás en homeóstasis (relax) y otras
hormonas cuando estás en estrés. Para ilustrar una fracción de lo que sucede
durante el estrés, se apagan el sistema inmune y el sistema digestivo de a
pocos para dar más energía a la vista, los músculos, aumentar la efectividad de
la actividad refleja, para salir con éxito de la situación de estrés. ¿Te
imaginas lo que sucede, entonces, cuando tu corazón y tu cerebro están
recibiendo constantemente señales de peligro? El estrés constante se puede volver
crónico. Si es así, puedes tener alguno de estos síntomas:
-
Dejaste
de procesar azúcar y la tienes en exceso en la sangre
-
Tienes
presión alta
-
Sufres
de taquicardia
-
Ataques
de pánico
-
Ansiedad
-
Depresión
-
Problemas
de la columna
-
Problemas
respiratorios
-
Problemas
digestivos
-
En
general el 95% de las enfermedades están asociadas con el estrés crónico.
Yo aumentaría
que además las enfermedades inflamatorias están asociadas con poco o ningún
contacto directo con la Tierra. ¿Recuerdas que la Tierra, así como nosotros, es
un gran imán? Su ionósfera es el polo positivo, y la tierra en sí misma es el
polo negativo. Los ingenieros electrónicos saben que nos cargamos de esos iones
cuando no estamos conectados a tierra (caminando con zapatos que aíslan el
contacto a tierra, sumado a que estamos todo el día cargándonos de iones
liberados por la enorme cantidad de aparatos electrónicos que hace 50 años no
existía) por lo cual, al reparar aparatos electrónicos tienen que estar
conectados a tierra para no generar un corto circuito ocasionado por un exceso
de electricidad en el cuerpo.
Algo muy
interesante: cada vez que inhalas, regulas ligeramente tu sistema simpático,
cada vez que exhalas, regulas un poquito tu sistema parasimpático. Por ende,
cuando realizas el número saludable de respiraciones por minuto, estás recalibrando
constantemente tu SNC. ¿El resultado? Tienes una buena salud, o vas
deshaciéndote de síntomas directamente asociados con una respiración que a la
vez puede ser producto de la ansiedad, y que la mantiene.
Como vez,
es necesario entrenarse, en primer lugar, en recuperar ese número saludable de
respiraciones por minuto, aunque sea cinco minutos al día. Es necesario ir
estableciendo esa disciplina, y probar cómo te sientes luego cuando inicies tu
práctica de meditación con una respiración más pausada y coherente.
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